Mi experiencia con la gestión de la energía

Karla Vargas
4 min readJun 7, 2022

¿Te ha pasado que no estás concentrado pero de todos modos insistes en hacer una tarea porque crees que debes hacer cosas “importantes” a todas costa, pero sientes que avanzas a un milímetro por hora?, ¿te ha pasado también que el día siguiente, te pones a hacer la misma tarea y la sacas en 15 minutos? Si el día anterior, cuando avanzaste a un milímetro por hora, hubieses parado, te hubieses puesto a hacer cualquier cosa y hubieses dejado la tarea ahí hasta el día siguiente ¿qué tanto hubiese importado?

Esto sucede debido a que tememos distintos niveles de energía en el día que afectan negativa o positivamente nuestra capacidad de concentrarnos y tomar decisiones. ¿Podemos cambiar esto y ser máquina perfectas las 24 horas del día? lamentablemente no, pero podemos navegar con ello, de modo de sacarle el mayor provecho a nuestra energía, tener hábitos de trabajo sustentables y evitar el temido burnout.

Primero entiende tus ciclos de concentración

Te propongo que la próxima vez que te pongas a trabajar, en lugar de poner un temporizador y hacer el típico Pomodoro, pongas un cronómetro, te pongas a trabajar concentrado y veas cuánto rato aguantas antes de que tu atención se desvíe. Cuando te desconsentres detente y ponte a hacer algo que te relaje durante unos 5 a 20 minutos, ojalá algo que involucre pararse de la silla. Registra el tiempo de concentración, observa si tienes algún promedio. Si eres riguroso, lograrás establecer una correlación entre tus tiempos de concentración y la hora del día, te darás cuenta de que hay ciertos peaks y bajadas que son más o menos estables. En mi caso, mi periodo de máximo desempeño es entre las nueve de la mañana y las cuatro y media de la tarde, luego como y tengo un valle donde mi productividad baja considerablemente hasta como las siete y treinta, en este punto me pego un leve repeak que no es tan bueno como el de la mañana y finalmente en la noche tipo nueve, sufro una nuevo peak de performance tan bueno como el de la mañana, hasta que me voy a acostar. Puesto en un gráfico, se ve algo como este dibujito:

Si eres lo suficientemente riguroso con tu documentación, puedes descubrir también que tu concentración varía según el día de la semana, si es que dormiste bien o mal, si hiciste o no deporte, si tomaste x o y suplemento o si comiste pesado o ligero. Otra cosa de la que me he dado cuenta es que los tiempos de concentración varían mucho también dependiendo la actividad que estés haciendo. Yo puedo estar concentrada apenas 1 hora teniendo videollamadas de trabajo (lo cual detesto), mientras que haciendo algo que se me hace muy Zen, como dibujar escuchando música, pueden pasar 4 horas en un abrir y cerrar de ojos, sin breaks.

¿Cómo documentar?

Hay formas más o menos sofisticadas para hacer esto, desde anotarlo en un cuaderno, hasta apps dedicadas al time tracking. Si eres nerd, puedes usar Toggl, en mi caso lo que mejor me funciona es dejar los tramos de performance marcados en Google Calendar. Lo cool de esto es que si planificas tu día hasta el más mínimo detalle sobre calendar (como yo), puedes gestionar tus tareas en sincronía con tus periodos de alta y baja concentración y es aquí donde en verdad esto comienza a generar valor más allá de ser un dato interesante.

¿Qué hacer en tu tiempo de baja performance?

Solemos planificar nuestro tiempo de trabajo pero ¿qué hay del tiempo de no trabajo?, personalidades como Warred Buffer, Bill Gates, entre otros, planifican deliberadamente tiempos de descanso y lo hacen en efecto para optimizar su productividad.

Algunas ideas:

  • No hacer nada: si, tal y como lo lees, para personas overachievers, este punto puede llegar a ser complicado, pero te recomiendo que establezcas tiempos específicos del día o de la semana para en verdad no hacer nada concreto. La inacción es tan necesaria en nuestra vidas como la acción. Los holandeses le llaman “niksen” y se ha demostrado que tiene beneficios para la salud.
  • Cambia de tema: El cerebro no está hecho para abordar una misma tarea todo el día, otro approach cuando estás desconcentrado es no descansar sino que simplemente cambiar de tema, trabajar pero en otro asunto, eso contribuye a “renovar” el cerebro.
  • Haz deporte.
  • Haz algo que te relaje o divierta.
  • Comparte tiempo de calidad con tus seres queridos.

Resultados

Desde que comencé ponerme seria con la gestión de la energía no solamente soy más productiva, logré algo mucho más relevante, me siento mas feliz. Al finalizar el día me siento mucho más descansada y en sintonía conmigo misma dado que no me forcé inútilmente a hacer cosas cuando en verdad mi mente no estaba en el mood y cuando trabajé, realmente trabajé en un estado de flow, ya hablaré del estado de flow en otro artículo. Es un tema que me gusta muchísimo.

Referencias

  • “The Power of Full engagement” — Jim Loehr
  • “Niksen: Embracing the Dutch Art of Doing Nothing.” — Olga Mecking

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Karla Vargas

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