El mito del trabajo duro: el síndrome del burn out en emprendedores

Karla Vargas
5 min readFeb 10, 2020

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Ilustración realizada por Francisco Campos

Recientemente tuve que ir al médico producto de un sentimiento de cansancio mental y físico generalizado. Me dolía constantemente el cuerpo y la cabeza. El fin de semana podía dormir hasta 16 horas consecutivas y anímicamente la cosa no iba mejor. Si bien a todas luces mi empresa y negocio estaba progresando -y todos mis amigos y conocidos lo podían constatar-, mi cansancio mental me impedía disfrutar de cualquier clase de logro y, en lugar de pasarla bien con lo que hacía, me la pasaba todo el día haciendo mis cosas en un estupor propio de un zombie, sin la motivación y espontaneidad que siempre me han caracterizado por el profundo amor que profeso hacia mi trabajo.

Luego de estar al borde de desmayarme en un café en Vitacura, intentando a duras penas preparar una reunión que tenía en la tarde con uno de mis más importantes clientes, decidí parar todo e ir la clínica.

-¿Usted trabaja mucho verdad?

Preguntó el joven doctor que me atendía mientras yo yacía sentada en la camilla, subiendo las mangas de mi camisa para que él me pudiera tomar la presión. Luego de examinarme brevemente, el diagnóstico era claro y predecible: cansancio y ansiedad generalizada por exceso de presión laboral.

Como era de esperarse, me recetó un par de medicamentos. Su principal recomendación no obstante, fue que me tomara unos 5 días fuera del trabajo para descansar. Por último me ofreció hacerme una licencia médica la cual tomé mientras me imaginaba en el trabajo presentándola a mi jefe, que básicamente soy yo misma.

Reconozco que había una parte de mí que quería hacer caso omiso de lo que el doctor me estaba diciendo, pero mis energías estaban tan agotadas que ya era imposible hacer eso. Mi forzosa salida del trabajo duró algo así como 3 días. Tuve que posponer un par de entregas con mis clientes con lo cual -al contrario de como lo veía en mi cabeza- nadie se murió. En realidad, la única persona que se estaba matando era yo.

Mi historia no es diferente de la de muchos emprendedores allá afuera. Como buena emprendedora que soy, la mayoría de mis amigos tienen negocios y muchos de ellos, por no decir todos, trabajan alrededor de 12 horas al día, se desvelan, trabajan los fines de semana y eso los vuelve tipos y tipas monotemáticas, pues prácticamente no hacen ninguna otra cosa aparte de trabajar.

Reconozco que pasé muchos años pensando en esto como si fuera algo bueno. Y es que existe una creencia generalizada en el mundo de los negocios de que -para lograr tus objetivos- debes trabajar lo más duro posible y que mientras más te apegues a esta regla, más exitoso serás.

La verdadera ecuación no es tan simplista. Lamentablemente no se trata solamente de trabajar más. Es verdad que trabajar más te hará hacer más cosas y por lo tanto alcanzar tu objetivo más rápido. Pero hay un punto de inflexión en el cual tu cerebro se recalienta y -por más que persistas- no sacarás cosas realmente buenas a menos que te vayas de descansar y retomes lo que estabas haciendo, otro día.

Es verdad, a veces no queda otra opción. He estado ahí decenas de veces. Tienes que hacer esa entrega, tener listo ese producto, dar ese pitch; tienes que trasnochar, tienes que correr la milla extra para que todo ese esfuerzo tenga sentido. Pero no nos engañemos, esa conducta no es sustentable. Es como si pisaras el acelerador a fondo todo el tiempo, es inviable además de improductivo.

Algunos datos concretos

El malestar por exceso de trabajo es un fenómeno tan serio en la actualidad, que la Organización Mundial de la Salud la ha incorporado a su lista de patologías. Se le llama síndrome del agotamiento o Burnout. Se trata de una fase avanzada del estrés laboral que se genera en un contexto ocupacional y que se produce, entre otras causas, por no manejar este tipo de estrés de la forma adecuada.

El Burnout se puede manifestar en al menos, tres dimensiones:

  • Sentimientos de falta de energía y cansancio.
  • Aumento de la distancia mental del trabajo, sentimientos negativos o cinismo relativo al trabajo propio.
  • Reducción de la eficacia profesional.

Cuando leí estos síntomas supe que eso era exactamente lo que me pasaba no solamente a mí, si no que a muchos de los amigos que tengo y que son emprendedores.

¿Y qué pasa específicamente con los emprendedores?

Todas aquellas personas que iniciaron un emprendimiento por elección y no por necesidad, estarán de acuerdo en que la pasión por lo que uno hace es un factor determinante. La pasión nos permite superar nuestro límites y hacer cosas increíbles. Esa misma pasión sin embargo, puede llevarnos también a poner en segundo plano nuestro bienestar físico y emocional con consecuencias que pueden ser muy serias.

Según cifras de la Encuesta 2018 sobre el Ambiente de las Pymes en Chile, el 55% de los emprendedores encuestados consideran que comenzar un negocio, en el lugar o cerca de donde viven, es difícil o muy difícil. A pesar de lo anterior, un 85% de ellos está de acuerdo con motivar a alguien más a comenzar un nuevo negocio, tal como ellos lo hicieron.

Según una investigación del FIIB Bussines Review, el Burnout en emprendedores se debe a varios factores. Por un lado, el emprendedor invierte fuertemente en su trabajo, tanto de forma emocional como económica, lo que no siempre tiene el retorno deseado, debilitando su ánimo y salud.

Este estudio también señala que los emprendedores está divididos entre las demandas de su profesión y su habilidad de adaptarse a un entorno inestable y cambiante, enfrentados a factores gatilladores de estrés -principalmente externos- diariamente. Largas horas de trabajo, soledad, e incerteza, entre otras causas, de forma prolongada, pueden causar este síndrome.

En este contexto actual, donde a veces “estar ocupado/a” o “trabajar duro” como mencioné anteriormente, es considerado como un signo de éxito, este mismo estudio señala que este tipo de estrés a veces puede ser considerado positivo. El problema surge cuando este estrés se prolonga por mucho tiempo, causando alejamiento y aislamiento, entre otros síntomas, transformándose así en un estrés negativo y altamente dañino.

Si mantenemos la idea generalizada de que el “trabajo duro” sin descanso es positivo, muchos emprendedores no considerarán cuidarse de sus propios trabajos y responsabilidades — a veces de sí mismos- antes de sufrir alguna experiencia más grave como la que me sucedió a mi.

En la segunda parte de este artículo, les compartiré las acciones que tomé de manera personal, para desarrollar mis habilidades de liderazgo y por consecuencia, dejar de someterme al estrés asociado al síndrome del “burn out”.

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